A la hora de reorganizar una biblioteca debemos tener en cuenta unas premisas para una adecuada conservación de la colección.

La ambientación de la colección será uno de los mayores factores de aquellos a tener en cuenta; por lo que deberemos controlar la temperatura, la humedad relativa y la luz. Como habrán podido observar la luz solar o natural puede ser uno de los mayores agentes desgastadores del material del que se compone un documento o libro. La prueba está en que si han dejado unos días al sol un libro cerrado, la cubierta presenta unos colores desgastados.

Por otro lado, puede haber otros agentes como los xilófagos(bacterias, hongos, animales e insectos) o la contaminación. Es peligroso dejar la colección en lugares sucios o depósitos con cierta antiguedad. Pueden favorecer el crecimiento de microorganismos o que los mimos insectos se alimenten de estos o que otros xilófagos recojan materiales para sus propios nidos.

Aunque lo más sorprendente es que el mayor factor de peligrosidad no la tiene ninguno de estos agentes. La tiene el ser humano. Por una pésima gestión o por el mal uso el material de una colección puede deteriorarse o perderse. En el caso de los libros modernos se puede sustituir adquieriendo otro pero en el caso del fondo antiguo, se pierde parte de nuestro patrimonio.

Si el libro es antiguo y está deteriorado, es mejor consultar a restauradores titulados o formados para ello que intentarlo arreglar con cinta adhesiva o demás materiales de uso ordinario, que aunque parezcan inofensivos, suponen un riesgo para la conservación  de este.